Barbieri, Alé y nombremos a Alfano para cortar entradas.
Cuando ya casi todas las compañías tienen sus elencos conformados, la de la señora Carmen Barbieri, aún no. Mujer de trayectoria que recién ahora, y luego de tener una temporada conflictiva de dimes y diretes con Reina Reech y Miguel Ángel Cherutti, se lanza con su propio espectáculo. Aquel que en apariencia será, casi forzado, de resabios que dejaron otros productores y de un rejunte de nombres. Nombres importantes, menores y otros que hace poco comienzan a forjarse dignamente en el mundo espectáculo. Lo cual, no es un dato menor, ya que se ve potenciado de osadía cuando se aspira a compartir un verano con una mujer de ambigua personalidad que por lo general se burla de sí misma como un mecanismo de defensa y ataje de las posibles ironías que los malintencionados de siempre pueden hacer sobre su volumen. Porque en más de una oportunidad, Barbieri, ha demostrado ser una persona que siempre encuentra lugar para el escándalo. Se nutre del mismo, sumándose a la voracidad de la competencia sin límites.
Entonces argumenta que su elenco está armadito y que todos han firmado contrato. Cuando lo cierto es, que hasta el momento, la única que ha reconocido públicamente que firmó, es María Eugenia Ritó como primera vedette. Y aparentemente, también los “Nocheros”. Grupo folklórico talentoso que en el contexto de “Vedettísima” hace ruído. Pero veamos. El gran enigma hasta el momento es saber qué hará finalmente Matías Alé. Marido de la señora Graciela Alfano, Alé, comenzó a lucirse por sí mismo cuando participó el año pasado de Bailando por un Sueño y supo ganarse el cariño de los más chiquitos al momento de componer personajes acordes a los ritmos que le tocaba bailar y al contar chistes tiernamente inocentes. En ese momento, Alfano era una de las integrantes del jurado que como el blog ha titulado en aquel entonces, tiene su propio mundo. Un mundo, que no la aleja de la realidad cotidiana sino que la preserva del barato me dijo, le dije, le digo que la rodea, producto de su trayectoria, inteligencia y belleza. Es decir, entre otros atributos, Graciela Alfano conoce las reglas de juego y sabe cómo entrar y salir de lo que es un gran show. Eso, en el ambiente, molesta. En realidad, casi todo es motivo para cuestionar la personalidad del otro. Desde sus acciones hasta su estética.
Se juzga a los reconocidos del mismo modo que a los lumpen que circulan por pasillos de productoras, canales de TV y camarines de teatro. Eso se debe que hay una “santillanización o totenización” de la Caja de Pandora que permite el desembarco de cualquier mamarracho. Razón por la cual, se produce una distorsión de los lugares que cada quien debe ocupar. En el caso Alfano/Alé existe una confusión atroz redituable y funcional para algunos programas casi sin contenidos que necesitan amarrarse de algún nombre para cubrir los importantes vacíos que tienen sus producciones. Es por eso que hablar de Alé sin nombrar o criticar a Alfano no vende. Tampoco vende referirse con altura a una relación personal de tantos años como la de ellos, escindiendo lo profesional de lo laboral. Tanto es así, que mejor unirlos demencialmente e iniciar un rally crítico incoherente en el cual, se la coloca a ella como verdugo de él. Se estima que él no es más por ella y no porque recién comienza. Y que ese comenzar implica, entre otras cosas, saber bien que elegir para no quedar estampado en algo que puede ser un éxito como también, un fracaso. Y de ser un éxito, solo será de Barbieri. En cambio, de ser un fracaso, será de todos menos de ella porque así es la integrante del jurado que, escudada en el humor, se extralimita compulsivamente. A punto tal, de crear fantasías en los otros que quiere alinear. En este caso, Matías Alé. Un chico con hambre de gloria sin cintura mediática para cargar con tanto peso y a quien el entorno ajeno a Alfano se empeña en marear con el típico juego de la fama, luces y sonido así como con el nefasto cliché de la diferencia de edad y la competencia. Una competencia entablada en las alucinaciones coloradas y no al interior de la pareja. Debe internalizarse que a pesar de haber trabajado juntos, no conforman un rubro, son, simplemente, un matrimonio que coincide, salvando las distancias, en la profesión.
Razón por la cual, desvirtuar con la retórica el crecimiento de uno demonizando la personalidad del otro, pone de manifiesto las incoherencias preponderantes. Además, en el bagaje, se encuentran datos que evidencia la distorsión de los hechos para desdibujar la consagración que tiene ofertas internacionales y elevar, estratégicamente y no desde la generosidad, al que comienza.
Por deducción, se arriba pues, a varias conclusiones. Algunas explícitas y otras, siguiendo con los enigmas, el blog da rienda suelta e invita a la imaginación.
-Barbieri tiene memoria selectiva.
-El actor y productor verde se quiso nutrir del morbo y la perversión hace tiempo y le salió mal.
-Barbieri se proyecta para cortar entradas a costa de nombrar a Alfano como hizo en otra temporada con Moria Casan.
-La producción de “Vedettísima” busca, según constata el blog, que Alé firme diciéndole que será más que ella.
-La bipolaridad se aplaca con esporádicas sesiones psiquiátricas y cuando no, con una buena medialuna de manteca. Si es posible, rellenita.
por Laura Etcharren
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2 comentarios:
very nice! hahahahaha
NO LAS SOPORTO MENOS A MATI QUE ES UN DIVINO DME GUSTO MUCHO ESTE INFORME ME GUSTARIA SABER, SI REALMENTE ESTAN PELEADOS O SOLO ES PRENSA¿?
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